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Los colores de la areata

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 ¡SORPRESA! Me hace inmensamente feliz, mostraros por fin ¡la cubierta de mi libro! “Los colores de la areata” llegará a finales de septiembre/principios de octubre y luce así de hermoso. Gracias a Con M de Mujer, mi editorial, por este hermoso diseño, que se ha ceñido a mi propuesta, y aunque le di muchas vueltas decidimos que este sería el resultado final: en los colores del otoño, una estación, que además de ser en la que casualmente va a salir esta novela, implica un tiempo de cambio, de transformación, de caída de las hojas, para una posterior transformación. Una ilustración preciosa de su protagonista, en óleo, como un cuadro; porque tiene mucha importancia el arte en esta novela, ¡ya lo descubriréis! Una representación donde hemos querido que “el pelo” aparezca en ella, pero de una forma bucólica, como si estuviera flotando y desvaneciéndose, y en ese color anaranjado… también descubriréis el porqué. Creo que es perfecto y que evoca esa frescura, delicadeza, magia y belleza que

Las dos caras de la maternidad.

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01 de diciembre de 2021.  Hoy hace un año que Olivia llego al mundo, una criatura capaz de llenar el día más oscuro y duro con esa sonrisa enmarcada por un único hoyuelo y unos ojos que bien podrían ser dos universos en sí mismos. Pero hoy también hace un año que me convertí en madre, que nació una nueva Almudena, que mi universo mutó y me hizo enfrentarme a lecciones de vida de una inmensidad compleja de describir. Desde el momento que me la entregaron en la sala de quirófano, un cuerpo menudo y sin fuerza, algo tan pequeño, que se convirtió en tan mío, tan dependiente que era casi doloroso. Desmitificaré eso del amor a primera vista, quizás no atravesé esa catarata de hormonas, fuerza y embiste de la naturaleza al traer una hija al mundo de manera natural, pero en el momento que la sostuve torpemente entre mi pecho y mis manos, me di cuenta que atravesaba un umbral que no tendría vuelta a atrás. La Almudena que conocía hasta entonces se transformaba en algo que curiosamente ya ha

Maternidad. Parte II.

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  22 de abril de 2020. Parece que la maternidad se dibuja como una mezcla entre ilusión, miedo y malestar generalizado. El cuerpo parece o al menos así lo siento yo, que como un recipiente que está generando vida, está cansado, hostil consigo mismo, te hace sentir una mierda. Pero yo soy algo más que un contenedor de bebés, algo más que una incubadora, por importante que pueda ser eso. Como persona que no solo gesta un bebé, si no que gesta sueños e incertidumbres…tengo miedo a los cambios que mi cuerpo está y va a experimentar. Me frustra el pensar en no reconocerme en el nuevo cambio que mi cuerpo esté preparando. En convertirme en alguien a quien no reconozca. No me gusta pensar en una barriga prominente y pesada colgando de mí, me acongoja y desconcierta que mi biología me permita fabricar alimento para mi criatura, como una vaca fabrica leche para su ternero…. Imagino que es una manera primitiva de reconocernos como animales. Pero mi yo del siglo XXI, no termina de entenderlo

SUMERGIENDOME EN LA MATERNIDAD PANDÉMICA

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  14 de abril, 2020 Curiosamente el catorce de abril, día que se hundió el Titanic, el buque insumergible, voy yo y tirando de ingenio, decido tirarme de cabeza a la maternidad y hacer un bonito juego de palabras. He de reconocer que la maternidad no me ha cogido por sorpresa, en el sentido de que siempre, en algún momento de mi vida, la he pensado. Al igual que cualquier mujer, imagino, bien sea por el deseo de serlo algún día como por lo contrario, la maternidad ha aparecido, nos ha hecho plantearnos nuestra existencia y hemos dedicado algún minuto de nuestras vidas a explorar esa realidad. En mi caso siempre que he pensado en ella, los pensamientos negativos afloraban más que los positivos, como buena analistas e ingeniera busco el problema a cada situación, pensando vacuamente que seré capaz de anteponerme al problema y encontrar la solución con mayor rapidez. La maternidad me aterraba, me aterra, esa es la realidad. La he sentido en mi caso como un lugar donde al llegar me despo

MATERNIDAD Y FEMINISMO

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  El feminismo vivido desde la maternidad. Como todo en mi vida, convertirme en madre ha transformado mi manera de entender el feminismo, y la vida en general. Reconozco que cuando leía a madres y/o las escuchaba antes de yo serlo, mi cultura patriarcal me tenía engañada. Era de las que pensaba en mi fueron interno, aunque no lo exteriorizaba, que ser madre era algo que tú escoges y que como tal, tenías que cargar con las consecuencias de esa decisión. Como si fuera un castigo. Tú te metiste en esto, nadie te obligó, así que ahora se consecuente con tu elección. Que visión tan ciega y machista, viniendo de una feminista. Pero también he de reconocer que todo lo que yo había leído y estudiado hasta ese momento me había llevado a pensar así. Había leído poco sobre la maternidad en el feminismo, pero aquellas que habían escrito sobre ello, lo había hecho desde una desesperación, angustia, soledad y dolor que me habían llevado a crear un escenario de terror y de sesgo de libertad. Por su

Yo soy de ESAS

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 Yo soy de esas. Porque muchas veces me lo han preguntado, enfatizando la última palabra, “esas”. Nunca un  adjetivo demostrativo fue más despectivo. Definición de Esa: que está más cerca de la persona a la que se habla, que de quien habla.  Lejanía, indica que está lejos de ti, que no tienes nada en común con el colectivo al que estás  señalando. Como si “esas” fueran ajenas, invisibles, inexistentes. Yo soy de esas. De esas feministas radicales, que defienden un espacio para nosotras, una voz nuestra o miles  de voces para definirnos o no, para gritar, quemar y romper. Como decía aquella madre  mexicana a la que le asesinaron a su hija. Ella también formaba parte de unas de “esas” a las  que muchas no queremos pertenecer. Pero que al final ESA, Yesenia Zamudio, es una de  muchas que tienen el derecho a pelear porque el machismo, el sistema, le robó lo más  preciado que una madre tiene. Yo soy de esas. De esas mujeres que hemos sentido miedo por la calle, una tarde de cualquier jueves

Feminista y casada

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Y de la creadora, “las feministas también nos casamos”, llega: “feminista y casada”. Pero ahora me enfrento a otro de mis miedos que conlleva este anillo que ahora adorna mi dedo y es cómo ser una señora casada (admito que el peso de esas dos palabras me pesa más que el anillo en el dedo) y mantener mi yo feminista, el cual vislumbro en mi mente como una ninfa de telas vaporosas que corre libre por un prado. Se de más que soy yo quien ha de crear y definir este nuevo yo, que nada ni nadie limita mis horizontes, pero como buena perfeccionista que soy siempre busco el error en mis palabras, la contradicción en mis convecciones, solo yo me pongo zancadillas. A mi ya marido le prometí en nuestros votos que me iba a dedicar a hacerme feliz a mi, para compartir mi felicidad con él, y en eso trabajaré en esta nueva etapa, porque bien sabemos ambos que si la Almudena oscura no está calmada y adormilada, nadie puede ocultarla, ni nadie puede acallarla. Pero he de reconocer que para mí el m